Hola. Aquí os comparto mi entrevista para la revista digital ENIAC

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José Frutos es profesor de la asignatura Tecnología, Programación y Robótica en el Colegio “San Diego y San Vicente” de Madrid y también miembro de la asociación Aulablog. Él considera la impresión 3D como “una herramienta potente para que los chicos desarrollen habilidades de trabajo en equipo, de búsquedas, de cálculos matemáticos y de mecánica, entre otras muchas”. Empezó a trabajar en 2011 con tabletas y móviles en el aula para, un tiempo después, introducir la robótica y, finalmente, la impresión 3D.

¿Por qué viste utilidad educativa a la impresión 3D?

Con la impresora 3D tú puedes crear objetos, y que un alumno sepa crear significa que es capaz de comprender ese objeto, de analizarlo, recordarlo y evaluarlo. Llegar a estos estadios en el aula es muy potente porque implica que ha habido un gran recorrido por parte del alumno y, por tanto, se ha producido un aprendizaje significativo. Va más allá de “dime de memoria las piezas de una impresora 3D”. Detrás de cualquier diseño 3D hay mucho trabajo, porque para cualquier pieza hay que saber unas matemáticas, medidas, visión espacial y aplicar el método de prueba-error.

¿Es complicado llevarlo al aula?

Se necesitan tener unos conocimientos previos de cómo funciona la impresora y los programas que se utilizan. Aunque tampoco es necesario tener una impresora en clase si ya tienes a alguien que te lo pueda imprimir, porque al final el verdadero potencial de la impresión 3D son los programas de diseño, con los que el alumno puede prototipar mediante Educación Plástica –construyendo, dibujando, haciendo croquis, midiendo…– o las Matemáticas –con escalas, visión espacial…–. Y no resulta muy complicado si aplicas la metodología adecuada, que puede ser a través de un aprendizaje basado en proyectos o en retos. Encaja muy bien en distintas metodologías, pero desde luego no en las tradicionales.

¿Por dónde tiene que empezar un profesor que quiera y tenga la posibilidad?

Hace falta formación como cualquier otro tema que quieras llevar al aula. Y, sobre todo, hay que conocer los programas, pero de igual forma que si quieres utilizar un blog en clase. El inglés también favorece bastante, ya que todos los programas están en ese idioma.

¿Y una vez que se tengan esos conocimientos?

Hay que partir de un proyecto, que puede ser algo sencillo como diseñar un marcapáginas o un soporte para el móvil, hasta llegar a imprimir piezas para construir un robot que cumpla con una funcionalidad. De esa forma se utilizan la robótica y la electrónica. También tiene cabida en Plástica para diseñar formas y trabajar simetrías; o en Arte, porque esa pieza luego la pintamos o decoramos.

¿Sirve entonces para cualquier asignatura?

Hay que partir de la base de que hay que utilizarlo en proyectos multidisciplinares. Ahora mismo estamos haciendo un mapa topográfico en 3D. Ahí sí entra una competencia de Sociales, concretamente de Geografía. Desde la Plástica yo le veo mucho potencial, porque hay que trabajar con cuerpos geométricos para generar las formas, hasta las expresiones artísticas. Y, por supuesto, tiene mucha carga de Matemáticas.

¿Qué entiende como un proyecto multidisciplinar?

Es un proyecto donde cada profesor cubre un apartado correspondiente a su materia. Por ejemplo, el de Matemáticas cubrirá los cálculos, el de Sociales tomará esos cálculos de algo real o histórico, y el de Lengua se encargará de la parte de redactar el texto, las conclusiones y la exposición oral. Por eso es una buena forma de encajar fácilmente con otras materias.

¿Cómo está planteada la asignatura en la Comunidad de Madrid?

Aquí [en Madrid] es una apuesta muy innovadora, pero exige formación y reciclaje del profesorado. Para impartir la asignatura de Tecnología, Programación y Robótica tienes que saber de robótica, programación, montar webs, diseño e impresión 3D. Son muchas ramas donde hoy en día no hay estudios oficiales, por lo que te tienes que formar tú mismo. La red Educamadrid u otras redes de formación del profesorado como el Intef sacan cursos donde puedes ir formándote y aprendiendo poco a poco. Y, sobre todo, es importante aplicarlo, porque si no, no sirve de nada.

¿Debería ser una asignatura obligatoria?

Se dice que, solo en España, va a haber 200.000 puestos de trabajo relacionados con las disciplinas STEM que van a tener que cubrirse, lo que significa que hay que incentivar este tipo de competencias, e implica que los chicos que tengan este tipo de formación van a tener más oportunidades en el futuro. Si cada vez se van a implantar más robots en nuestra vida diaria para asimilar procesos, eso significa que van a destruirse puestos de trabajo pero también que se van a generar otros, como pueden ser los que se ocupen del mantenimiento de esos robots que, por supuesto, hay que entenderlos. No podemos pensar que es ciencia ficción ni podemos decir que es de frikis, porque detrás hay ciencia, electrónica y mecánica. No podemos seguir montando estructuras de cartón o cortando con la segueta cuando vamos a tener cortadoras láser que van a hacer un trazado perfecto.

¿Se necesitan muchos recursos económicos para llevarlo al aula?

Más que recursos económicos, lo que necesita una impresora 3D es una persona que se encargue de su puesta en marcha y de su mantenimiento. Tú puedes construirte una impresora 3D do it yourself a un precio bastante asequible, aunque ahora mismo podemos encontrar en el mercado impresoras por unos 150 euros que nos sirven perfectamente para prototipar en el aula. Si pensamos lo que se gasta el aula, por ejemplo, para los libros de una asignatura, esos 150 euros no son nada. En Alemania tienen otro sistema en el que, en vez de que cada centro tenga una impresora 3D, los docentes disponen de Fab labs de impresión 3D donde pueden enviar las piezas para imprimir e ir un día a recogerlas.

¿Qué resultados ves en tus alumnos?

Lo primero es que es un elemento disruptivo, porque introduces en el aula una máquina que es capaz de crear cosas, con lo cual es muy motivador para los alumnos porque pueden crear piezas únicas. Al disponer de impresora 3D consigues convertir el aula en un mini Fab lab para desarrollar proyectos STEM donde el alumno diseñe y fabrique.

Por Adrián Arcos.